22 septiembre, 2025

Piernas inquietas: El trastorno silencioso que afecta a millones y pasa desapercibido

Se estima que 1 de cada 14 adultos podría sufrir síndrome de piernas inquietas.

¿Qué es, cómo detectarlo y qué se puede hacer para tratarlo?

Cada 23 de Eeptiembre se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), fecha elegida por el nacimiento del neurólogo sueco Karl-Axel Ekbom, quien dejó la primera descripción moderna y detallada del cuadro en 1945. Mucho antes, en 1672, el médico inglés Thomas Willis ya había descriptos pacientes con “inquietud” nocturna en las piernas, motivo por el cual también se lo conoce como enfermedad de Willis-Ekbom. Hoy se sabe que no es una rareza, sino que afecta a millones de personas en el mundo y, si no se reconoce, erosiona el sueño, la energía y la calidad de vida.


¿Qué es y cómo se diagnostica?

}Consultado, el Dr. Guillermo J. Díaz Livadiotis, médico neurólogo (M.N. 99873), Titular de la materia Neurología de la carrera de Medicina de la sede Santo Tomé (Corrientes), explicó: “El SPI es un trastorno neurológico caracterizado por una necesidad imperiosa de mover las piernas, generalmente acompañada por sensaciones desagradables (hormigueo, tironeo, “bichitos que caminan”). Los síntomas aparecen o empeoran en reposo, mejoran al mover las piernas y se acentúan al atardecer o de noche”.


Es importante destacar que no existen análisis “confirmatorios”: el diagnóstico es clínico y requiere distinguirlo de calambres, neuropatías, edema, venas varicosas o acatisia por fármacos.


Y tampoco es raro que coexista con movimientos periódicos de las piernas durante el sueño, una actividad involuntaria que fragmenta aún más el descanso. Por eso, muchos pacientes consultan primero por insomnio o somnolencia diurna sin identificar el origen.


¿A cuántas personas afecta?


“Estudios poblacionales estiman que alrededor del 7 % de los adultos entre 20 y 79 años presentan SPI, con mayor prevalencia en mujeres. Si bien no todos los casos son graves, la cifra ilustra la magnitud del problema de salud pública. En Argentina, no contamos con un estudio nacional reciente (últimos 5 años) sobre prevalencia en población general, así que las mejores referencias locales siguen siendo series puntuales (previas a 2015) y trabajos metodológicos”,destaca el Dr. Guillermo J. Díaz Livadiotis y comenta que “un estudio realizado en la Ciudad de Buenos Aires validó un cuestionario y reportó una prevalencia del 20,2 % por encuesta y 17,1% tras la confirmación clínica en una muestra institucional (no extrapolable al país)”.


Es por esto que una aproximación razonable y como referencia en la región de las Américas es igual al 7 % de los adultos, con variabilidad por edad, sexo y comorbilidades. Ese valor es coherente con la evidencia internacional reciente y útil para el planeamiento sanitario mientras se generan datos locales.


El SPI no es raro. Alrededor de 1 de cada 14 adultos podría cumplir criterios en la población general. La forma clínicamente significativa (síntomas frecuentes/moderados-graves) es una fracción menor, pero sustantiva.


Mujeres, mayores, embarazadas, personas con diabetes o depresión, y pacientes en diálisis concentran mayor riesgo: conviene pesquisarlo activamente en estos grupos en consultorio y en programas de sueño/nefrología.


¿Por qué aparece?


La ciencia ha avanzado mucho en dos líneas complementarias:


Hierro cerebral y dopamina. El SPI se vincula con una deficiencia de hierro a nivel del sistema nervioso central y con Disfunción de la dopamina. Esto explica por qué ciertos fármacos que potencian la Señal de la dopamina alivian los síntomas y por qué la corrección del estado de hierro puede ser decisiva.
Genética. A nivel molecular, en 2024 un meta-análisis genómico de gran escala identificó más de 150 loci (punto dentro del gen) de riesgo para SPI, consolidando y ampliando de forma notable el mapa genético de la enfermedad. Estos hallazgos ayudan a comprender vías biológicas implicadas y abren la puerta a terapias dirigidas en el futuro.


“Existen formas secundarias del SPI, asociadas a deficiencia de hierro periférico, insuficiencia renal, embarazo y ciertos fármacos (antihistamínicos de primera generación, algunos antidepresivos y antipsicóticos), entre otros. Identificar y tratar estas causas es tan importante como aliviar los síntomas”, explicó El Dr. Diáz.

Del pasado al presente: cómo cambió el tratamiento


Durante años, el pilar farmacológico fueron los agonistas dopaminérgicos (medicamentos que imitan la acción de la dopamina, como pramipexol, ropinirol o rotigotina). Si bien muchos pacientes mejoraban, se observó que su uso crónico puede provocar augmentación (un empeoramiento paradójico y progresivo de los síntomas que aparece más temprano en el día, compromete brazos y requiere dosis crecientes). Esto llevó a replantear estrategias de primera línea.

También aconsejan iniciar el tratamiento con ciertos medicamentos que ayudan a relajar las piernas y mejorar el sueño, en lugar de los que se usaban antes para la dopamina, ya que estos últimos pueden provocar efectos secundarios si se toman mucho tiempo.


En paralelo, ensayos controlados muestran que el hierro intravenoso (carboximaltosa férrica) puede reducir significativamente la severidad del SPI en pacientes con ferritina baja o función de hierro deficiente, incluso cuando los suplementos orales no alcanzan.


¿Qué puede hacer hoy una persona con SPI?

• Consultar: si los síntomas se ajustan al patrón URGE/URGES, vale la pena una evaluación médica.


• Buscar causas corregibles: pedir estudios de hierro (ferritina y saturación de transferrina) y revisar medicaciones que puedan empeorar el cuadro. (JCSM)


• Hábitos: mantener horarios regulares de sueño, ejercicio moderado, evitar cafeína, alcohol y nicotina por la tarde-noche.

• Tratamiento personalizado: en casos leves, medidas conductuales pueden bastar. En casos moderados a severos, el médico valorará suplementación con hierro (oral o intravenosa, según el caso) y fármacos como gabapentinoides; los agonistas dopaminérgicos se usan hoy con mayor prudencia por el riesgo de augmentación.


• Situaciones especiales: en embarazo, el manejo se centra en corregir hierro y medidas no farmacológicas; la mayoría de los síntomas ceden tras el parto. (PubMed)

“El SPI tiene nombre y tratamiento. Reconocerlo a tiempo evita años de mal dormir, cansancio y frustración. En este 23 de septiembre, recordemos que consultar por los síntomasnocturnos en las piernas es un gesto simple que puede cambiar la vida de un paciente”, cerró el Dr. Diáz.

Acerca de Fundación Barceló


La Fundación Barceló es una institución privada de educación superior universitaria con más de 50 años de trayectoria. Con sedes estratégicamente ubicadas en la Ciudad Buenos Aires, La Rioja y Santo Tomé (Corrientes), ofrece carreras de grado y posgrado aprobadas por el Ministerio de Educación y acreditadas por la CONEAU, además de programas de formación continua.
Su enfoque académico combina excelencia científica, innovación y compromiso social, brindando a los estudiantes una formación integral. A través de convenios con universidades y organizaciones líderes, tanto en Argentina como en otros países, promueve el intercambio académico y la inserción profesional en un contexto global.
En constante expansión, la Fundación Barceló refuerza su rol en la docencia, la investigación y la vinculación con la comunidad, consolidándose como un referente en la educación superior

barcelo.edu.ar
Facebook: @fundacionbarcelo
Twitter: @fundbarcelo
Instagram: @fundbarcelo
Linkedin: @fundacionbarcelo

Gentileza.- Lic. Ignacio Montenegro – Asistente – Departamento Asuntos Institucionales

....