Este insecto, que puede provocar pérdidas de rinde de hasta el 70% en la soja, fue detectado por primera vez en Córdoba. Similar a lo sucedido con la chicharrita del maíz, ya se evalúa iniciar un monitoreo sistemático para evitar que el problema crezca.
El Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo de Plagas (Sinavimo) del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) recibió recientemente una alerta que, valga la redundancia, enciende todas las alertas en el campo argentino.
Se trata de la detección en Córdoba, por primera vez, del picudo negro de la soja (Rhyssomatus subtilis), una plaga con mucha presencia en el NOA, donde ya ha venido realizando graves daños en los últimos años.
Ante esta situación, desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) informaron que se activó un operativo de monitoreo articulado entre investigadores y extensionistas del NOA y de Córdoba, junto con empresas de monitoreo, para avanzar en el diseño de un plan de contención que frene el avance y permita prevenir su impacto en los cultivos de la región.
La modalidad sería similar a la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus Maidis (Chicharrita del maíz), que nació para investigar y frenar a esta plaga que causó pérdidas por más de 10 millones de toneladas en la campaña 2023/24.
El picudo negro de la soja, una amenaza latente
“Tomamos conocimiento de la detección del picudo de la soja en territorio cordobés gracias al aviso de Roberto Peralta, profesional de la empresa Halcón, constituyendo el primer registro que hay de esta plaga en la zona”, informó Eduardo Trumper, coordinador del Programa Nacional de Protección Vegetal del INTA quien agregó que la presencia se confirmó en la zona de Montecristo, cercana a la ciudad de Córdoba.
Cabe recordar que el picudo negro de la vaina de soja afecta de forma directa el grano, ya que las hembras colocan huevos en el interior de las vainas y las larvas se alimentan de las semillas, causando daños parciales o totales.
En el NOA, donde la plaga se expandió en las últimas dos décadas, las pérdidas pueden llegar al 70-100 % si no se realiza un control adecuado.

De acuerdo con Guillermina Socías, entomóloga del INTA Salta y especialista en el complejo de picudos asociados a la soja en el NOA, “en el norte es un problema muy importante porque afecta directamente el grano. Cuando se registran altas densidades del insecto, las pérdidas pueden ser muy importantes, ya que es una plaga difícil de manejar porque los adultos son de hábitos crepusculares y nocturnos y se refugian durante el día, y sus huevos y larvas se encuentran protegidos dentro de las vainas”.
los daños del picvudo negro de la soja
La especialista explicó que, en etapas vegetativas, el picudo negro ataca brotes tiernos para alimentarse, pudiendo secarlos y causar que las plantas queden petisas si daña el brote apical, con impactos en el potencial de rendimiento.
Durante la fase de llenado de grano, en tanto, el daño es crítico: las larvas consumen directamente el grano, mientras que las perforaciones realizadas por los adultos para colocar huevos facilitan el ingreso de agua y patógenos que terminan afectando la calidad de las semillas.

Frente a la detección en Córdoba, la estrategia consiste en articular capacidades entre los Centros Regionales Salta – Jujuy, Tucumán – Santiago del Estero y Córdoba para construir una red de monitoreo y contención junto con el sector privado.
“Con Socías propusimos comenzar a construir una red, tomando como epicentro este campo en Córdoba, para realizar muestreos en lotes de soja vecinos y determinar si existe expansión. Se activará un anillo de monitoreo circundante para identificar focos y definir la mejor estrategia de manejo”, agregó Trumper.
A la par, se preparan recomendaciones de manejo para productores, ya que el problema podría expandirse por el transporte de maquinaria.
“Debemos generar capacidades con todos los actores para acompañar al sector con monitoreo y prácticas adecuadas de manejo, buscando evitar que esta plaga avance y cause pérdidas significativas en la provincia de Córdoba”, concluyó Trumper.
Cómo controlar al picudo negro de la soja
Destacando que los daños que provoca el picudo negro de la soja dependen del momento en que ataca el cultivo, si el ataque ocurre en la etapa de llenado de grano, las larvas consumen directamente los granos, generando pérdidas totales en la producción.
“Una vez que el adulto pone huevos dentro de la vaina, ya no se puede controlar de ninguna manera”, explicó Socías.
Respecto a las estrategias de manejo, la investigadora señaló que en el norte del país se logró controlar la plaga, pero no erradicarla, utilizando curasemillas para proteger la implantación del cultivo y aplicaciones foliares sucesivas.
“El problema es que las emergencias de adultos se producen en camadas, tras cada precipitación, por lo que un solo tratamiento químico no alcanza, ya que los productos actuales no tienen residualidad”, aclaró.

De no realizarse controles, los daños directos pueden alcanzar entre el 70 y el 100 % del cultivo, debido al consumo de la larva del grano, sumado a un daño indirecto por la entrada de agua y patógenos a través de las perforaciones realizadas por el insecto, deteriorando la calidad del grano. “Muchas veces, toda la producción termina siendo para descarte”, indicó Socías.
La detección del picudo Negro de la soja
Como se mencionó, la primera detección en Córdoba fue realizada por la empresa Halcón Monitoreos.
“Hacia el final de la campaña 2024/25, encontramos mucho daño en vainas que fueron atacadas por larvas en campos en Montecristo”, explicó Roberto Peralta, socio gerente de la firma.
Y lamentó: “Afectó aproximadamente el 70 % del lote, con fuertes pérdidas de rendimiento. Una soja con una expectativa de 32 quintales rindió 15”.
A partir de la reciente aparición del picudo, se está planteando la posibilidad de armar una mesa técnica de sanidad vegetal -similar a la que se implementó en 2024 ante la aparición de la chicharrita- con la Secretaría de Agricultura, el INTA, las universidades y actores privados, como Halcón Monitoreo, que abarquen la problemática desde diferentes ángulos, como la investigación, la extensión y el monitoreo.
“La idea es facilitar la interrelación de trabajo institucional”, indicó Peralta y anticiparse a la problemática ocasionada.
Por Infocampo

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