KKO Foundation, la Fundación del Grupo Lacasa, inauguró recientemente una biblioteca en Bocanda y redobla su apuesta por la educación en Costa de Marfil, principal productor de cacao en el mundo.
Cuando pensás en chocolate, tal vez lo primero que se te viene a la cabeza es un momento de disfrute. Pero detrás de ese sabor que tanto nos gusta, hay una historia que empieza muy lejos de acá, en los campos de cacao de África.
Y es ahí donde entra en juego Lacasa KKO Foundation, una iniciativa que une compromiso, responsabilidad y desarrollo real en las comunidades que lo cultivan. Esta fundación nació en 2024 como producto del compromiso del Grupo Lacasa – empresa española que desde 1870 produce algunos de los chocolates más apreciados en el mundo y que en Argentina se comercializan hace más de 20 años – con las comunidades productoras de cacao.

Y si alguna vez te preguntaste de dónde viene el cacao que da vida a tu chocolate favorito, tenés que conocer Bocanda, en Costa de Marfil, una de las principales regiones productoras del mundo. Desde 2024, allí funciona una escuela construida por KKO Foundation, la Fundación que el Grupo Lacasa y esa apuesta creció con la inauguración de la primera biblioteca de la zona, que ya abre sus puertas a casi 150 chicos y chicas.
Porque la lectura y el acceso al conocimiento pueden cambiar destinos. Y porque una escuela sola no alcanza: hacen falta espacios donde imaginar, explorar y aprender más allá del aula.
El Proyecto, nacido de la unión entre Grupo Lacasa, histórica chocolatera de Zaragoza, y KKO International, compañía francesa especializada en el cultivo de cacao, busca mejorar la vida en las comunidades cacaoteras desde cuatro ejes clave:

La lucha contra el trabajo infantil.
La promoción de los derechos de la mujer.
La construcción de infraestructura rural.
La reforestación.
Más buenas noticias este año
“Una escuela es el primer paso. Pero para que el conocimiento crezca, hay que seguir construyendo espacios de aprendizaje”, afirma Macarena Lacasa, Vicepresidenta de la Fundación. Y como es solo el primer paso, este año el compromiso crece: se va a potabilizar un depósito de agua para garantizar el acceso seguro al consumo y se va a formar personal para poner en marcha un hospital que podrá atender a más de 100.000 personas.
En un momento en el que el cacao atraviesa una crisis global — con precios disparados por la escasez de producción y condiciones difíciles para los agricultores —, estos proyectos toman aún más valor. Porque apostar por el desarrollo local no solo mejora vidas, también construye un futuro más justo y sostenible para toda la cadena productiva.
Gentileza.- Gabriel Cohen, Director de www.confluenciacomunicacion.com